En 1974, Felipe Curran y Álvaro Balladares
fueron a ver la película Soylent Green en el cine González de León. Después de comprar los boletos Felipe entró a
la sala oscura sin darse cuenta que Álvaro se había quedado rezagado; éste, Álvaro o mejor conocido como el Kununo, escondido detrás de la puerta medio abierta, se puso las manos alrededor de la
boca y gritó a todo pulmón ¡buenas noches!... Todos los espectadores se
voltearon hacia atrás y quedaron viendo con asombro y enojo a Felipito que
también estaba sorprendido. Éste, Felipe conocido también como el Picudo, levantó los brazos, dio unos pasitos hacia
atrás sacudiendo la melena con un ligero temblor de ira, gritó a los molestos
espectadores ¡Qué es la verga! Las personas volvieron a acomodarse en sus
sillas, susurrando y moviendo la cabeza en señal de desaprobación y continuaron viendo la
película. Álvaro entró a la sala después de haberse revolcado de la risa en el
piso. Cuando salgamos te turqueo, le dijo Felipe.
Al día
siguiente, un renombrado médico de la ciudad que había estado en el cine esa
noche, llamó por teléfono al papá de Felipe y le dijo: Doctor Curran ¡qué
barbaridad! Anoche estaba su muchacho gritando vulgaridades en el cine, dígale
que se comporte. Además, por aquí pasa a
diario en esa mini moto con el escape roto, perturbando la paz de mi clínica y alterando los nervios de mis pacientes.
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