Friday, February 3, 2017

La vida es una barca



LA VIDA ES UNA BARCA (Calderón de la Mierda)
Alguien escribió esto en el muro de la ‘Peña de Amado’, único centro cultural y bohemio en el Miami Beach de los ochenta donde Bronce hizo sus recitales de los sábados en 1988 en un ambiente muy latinoamericano al estilo ‘Peña de los Parra’ de Chile, con chatos de vino tinto y comida casera hecha por el propio Amado. 

Amado Rafael es un poeta, compositor, músico y cantante de la Nueva Trova Cubana residente en Miami. Su peña la había instalado en la sala de su casa, muy cerca de la playa de South Beach. El público -casi todos amigos o conocidos- socializaban en la cocina y el corredor del patio donde se podía fumar tabaco. La tarima estaba en la sala con un buen equipo de sonido controlado desde un pequeño closet adyacente. Los asientos eran plegables para unas 40 personas silenciosas en penumbra, los músicos estábamos detrás de los micrófonos bañados por una suave luz de colores en el “stage”. 

La mayoría del público estaba formado por cubanos librepensadores, muchos de ellos artistas en el exilio como Amado, el resto éramos colombianos, nicaragüenses, venezolanos, peruanos, puertorriqueños, mexicanos, chilenos, argentinos, bolivianos, estadounidenses anglosajones, etc

Desafortunadamente, la peña no duró mucho porque el panorama musical estaba cambiando; la música bailable era más vendible que la música introspectiva o con contenido social o folclórico. La Lambada, la Sopa de caracol y el Santo cachón acabaron con el último refugio de trovadores, «La Peña de Amado». Amado, aquí abajo en la foto.



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