Monday, October 20, 2014

Granada y León, León y Granada


Es curioso que todos los países del mundo tengan ciudades rivales entre sí, mayormente por motivos históricos tan diversos como políticos, deportivos, religiosos, folclóricos y hasta musicales como es el caso de algunas ciudades del altiplano andino que se disputan autorías de canciones y cunas de ritmos.

En España, son famosas las rivalidades entre Pontevedra y Vigo o entre Cádiz y Jerez de la Frontera. Pero, sin duda alguna, el antagonismo más famoso de todos es el que hay entre Madrid y Barcelona; y no sólo por el fútbol como casi todos pensamos. Yo, particularmente, viví en Madrid durante seis años y visité la Ciudad Condal en dos ocasiones. Ambas ciudades me recordaban la pintoresca e inofensiva rivalidad entre León y Granada en Nicaragua. Madrid es como León, pensaba yo, y Barcelona es como Granada. Las unas son populares y amigables, las otras son aristocráticas y cerradas. Unas viven hacia fuera y ven con naturalidad y despreocupación el ser madrileña o leonesa, las otras viven hacia dentro y muestran su fachada con vanidad catalana o granadina.
Son tantas las analogías entre estos dos pares de ciudades, unas rodeadas de cerros y a orillas de aguas interiores las otras, que cada vez que juega el Barcelona contra el Real Madrid me acuerdo de León y Granada.

 El caso de Nicaragua no es único ni diferente y, lo mismo que en España, hay rivalidades entre muchas ciudades pero la más apasionada y famosa es la que hay entre León y Granada, o entre Granada y León para que no se enojen.

 Algunos mitos y estereotipos sobre estas dos ciudades emblemáticas de la cultura colonialista y postcolonial del país nica son tan “tradicionales” que uno se los llega a creer. Por ejemplo se dice que los granadinos hacen ruido con los cubiertos para que el vecino crea que están comiendo “de manteles largos” o que conducen sus autos con las ventanas cerradas para que crean que tienen aire acondicionado. Por supuesto que nada de esto tiene que ver con la realidad pero refleja cierta animosidad en contra del granadino como se tiene en contra del argentino.

 De los leoneses se dice que son pistoleros y bochincheros. Lo segundo puede ser. ¿Quién no es bochinchero en Nicaragua? Lo de pistolero tiene su origen en las vendettas de antaño entre los Poveda y los (no recuerdo quiénes) que armaban sus balaceras en la estación ferroviaria de León.
¡Ah! Pero la frase estrella es ‘Hacer la leonesa’ que consiste en pedir en un restaurante y salir corriendo a la calle después de haber comido. Este es un mito muy interesante que, como todo mito, tiene algo de verdad. La hipótesis mía es la siguiente: Antiguamente León contaba con la única Universidad en el país y recibía estudiantes de toda la nación. Por lo general el estudiante de a pie vivía ‘palmado’ y ¿Qué mejor que inventarse la leonesa para poder subsistir al final del mes?

 A mediado de los setentas, cuando estudiábamos geológicas en la Complutense, varios amigos de diferentes nacionalidades (españoles, argentinos, peruanos, un griego, un libanés y yo) hacíamos trampa en los comedores universitarios para poder “comer de gratis”, Nos hacíamos amigos de las cocineras, repetíamos platos ajenos, los postres debajo de la mesa, le echábamos agua al vino y tomábamos mucho agua. Alguna vez nos metíamos algún ‘bocata’ de calamares en algún bar abarrotado de La Moncloa y nos deslizábamos hacia la calle sin que nadie se percatara. Una vez nos enteramos que en el palacio de Correos daban la comida gratis a los empleados y nos colamos por varios días hasta que se dieron cuenta que no teníamos cara de carteros y nos echaron. Estas anécdotas las traigo a colación porque pienso que ‘La Leonesa’ es universal.

 En fin, pedir que no haya rivalidad entre ciudades es “Pedir peras al olmo” pero tenemos que entender que es parte del folclore y de la idiosincrasia de cada país, que tenemos que respetarnos y recordar que tenemos familiares y amigos, tanto en Esparta como en Atenas.





                                           


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